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Para Caroline Hirsch, dirigir un Imperio de Comedia requiere mucho café.

Hirsch es propietaria de un famoso comedy club, organiza uno de los mayores festivales de comedia de EEUU, y ha ayudado a lanzar la carrera de prácticamente cualquier cómico que conoces. ¡No es broma!

04 OCT, 2019

Traducción "libre" del artículo de Anna Moeslein para Glamour. Consulta aquí el artículo original.

Como fundadora del legendario comedy club de Nueva York 'Carolines' en Broadway, lo único predecible en la agenda de Caroline Hirsch es que no hay dos días iguales. La lista de tareas diarias puede incluir cualquier cosa desde conseguir cómicos para un show benéfico hasta lidiar con un repentino corte de luz en Times Square (algo que pasó de verdad la noche antes de que nos encontráramos).

Con esto en mente, le pregunto a Hirsch si tiene un momento favorito del día. "El final de la tarde" - responde. "¿Por qué?" "Porque vuelve a ser la hora del café" - dice con una sonrisilla - "El café te hace mucho bien, te enviaré las encuestas" - bromea, más o menos. Hirsch no mira sus e-mails hasta que no se ha tomado la primera taza de café. La verdad es que la última hora de la tarde es su momento favorito porque es cuando pasan más cosas. Es cuando se contrata a más talento y cuando los managers y azafatas llegan al club para sus turnos de trabajo. La gente está excitada y preparada para el show.

Hirsch y su equipo necesitan ese extra de energía. Están planeando el 'New York Comedy Festival', uno de los festivales más grandes del país. Este año, el evento será en noviembre y traerá a más de 200 cómicos, incluyendo a Nicole Byer, Stephen Colbert y Jenny Slate, una cantidad ingente de trabajo que se suma a las ya de por sí laboriosas operaciones del día día. Cuando acabe el festival, se tomará una semana de desconexión. Después, de vuelta al trabajo. Acabará con el papeleo pendiente antes de preguntarle a su equipo, "Ok y ¿a quién tenemos para el año que viene?"

A menudo se atribuye a Hirsch haber ayudado a lanzar las carreras de algunos de los mayores nombres de la comedia (incluyendo a Jerry Seinfeld y Jay Leno). Pero la comedia nunca formó parte de sus planes. Empezó su carrera en los 70' trabajando en una pequeña tienda de Nueva York antes de trabajar para Gimbels explorando el mercado de la moda buscando tendencias. Cuando Gimbels entró en declive, se vio sin trabajo y lista para un nuevo comienzo. En 1982, sus amigos Bob Stickney y Carl Christian le pidieron que se asociara con ellos para abrir un pequeño cabaret en Chelsea, que en aquél momento era considerado un vecindario de Manhattan al alza.

-"No tenía ni idea de lo que hacía" - dice - "Ellos tenían exitosos clubs en la ciudad, así que sabían lo que hacían con respecto a la comida y la bebida y todo eso, pero los actos de cabaret que estaban programando no atraían a suficientes clientes" -.

Hirsch tuvo una corazonada después de ver a Jay Leno en 'Late Night With David Letterman'. Le dijo a sus compañeros: "Viene a Nueva York ¿Por qué no le programamos? ¿Por qué no empezamos haciendo eso?

"No era algo que se hiciera demasiado en los 80'" - explica Hirsch. "Había clubs donde la gente podía subirse al escenario y probar su texto, pero esto era un concepto nuevo". Jay Leno encabezó unos 12 shows a la semana durante dos semanas y promocionó el local desde el late night.

Por la noche, el 'Carolines' era un referente nacional. Hirsch empezó a programar a más rostros desconocidos por aquel entonces como Seinfeld, Sandra Bernhard y Billy Crystal. Encontró más formas de atraer clientela, persuadiendo a los editores del 'Daily News' y el 'New York Post' a escribir sobre la floreciente escena de la comedia. El negocio estaba creciendo y en pocos años, el club se había hecho grande para el local de Chelsea. Se mudaron a una calle nueva en South Street Seapor en 1987 pero en 1992, después de que ese espacio tampoco fuera suficiente, Carolines se mudó a su actual emplazamiento en Times Square

Hirsch describe su rol de aquel entonces como "de todo" - "Estaba en el teléfono con las agencias, pagando las facturas, escribiendo cheques, ... lo hacía todo" - dice. "Es la mejor manera de aprender. Ni siquiera teníamos Google en aquél entonces. La gente dice "Oh, ¿cómo podíais vivir sin Google? " Simplemente teníamos que buscarnos la vida."

Cuando le pregunto si hubo alguien que la guiara o le ofreciera consejo, me responde con un firme "no": "No tuve mentor. Te lo digo, nunca hubo un mentor" - dice - "Nadie ayudó. Me tuve que apañar sola".

Está más orgullosa que resentida. Me dice que podía contar con los dedos de una mano las mujeres con las que trabajó durante aquél tiempo, aunque no se dio cuenta de lo única que era en aquel momento. "Estábamos en algo nuevo" - explica - "Nunca entré en esta industria pensando "Oh, pobrecita yo" - la mujer. Simplemente asumí que podía hacer cualquier cosa que hicieran los chicos y que lo haría mejor."

Ahora, casi cuatro décadas después, Hirsch controla los altibajos del negocio, sobreviviendo a cada nueva tendencia y cambio de curso. El lanzamiento de las cadenas Comedy Central y Ha!, por ejemplo, transformó el negocio - "estaban empezando a desarrollarse cuando vieron lo que estaba pasando en Carolines" - dice Hirsch - "Solían estar aquí siempre, buscando talento".

Y en 2019, el Carolines de Broadway continua siendo una incubadora de nuevos talentos, y con un sexto sentido, programa actuaciones que se alejan del stand-up tradicional: estrellas de Youtube, presentadores de pocasts, influencers, ... pero aún con un abanico tan diverso de estrellas, Hirsch insiste en que el mejor talento tiene algo en común: "La persona que se sube al escenario tiene que tener voz propia. Ese es el factor de éxito. Se trata de crear un show y hacerlo tuyo y de nadie más. Así es como se triunfa" - dice. - "Si haces eso y eres bueno, serás una estrella."

¿Y quién tiene eso ahora? Hirsch pone a los corresponsales de 'The Daily Show' Ronny Chieng y Jaboukie Young-White en el top de su lista. "Vi a Ronny la otra noche, estuvo brillante" - dice. "Brillante porque es muy inteligente. Me encanta ver eso. Eso es lo que de verdad me llega. Y Jaboukie estuvo genial porque se apropia de tu voz y experiencias, normalmente esta capacidad viene a los 30 años o así, pero él es tan joven que solo Dios sabe lo bueno que puede llegar a ser dentro de 10 años."

Para Hirsch el entender tu voz y experiencias sale a cuenta, no solo en la comedia, sino en la vida en general. "Solía decirle a la gente que buscara un trabajo en el que pudieran ver muchas cosas al principio de sus carreras y que fueran felices haciéndolo" - explica. "Porque nunca sabes. Eres demasiado joven para saber lo que quieres de verdad. Yo encontré una carrera después de diez años haciendo otra cosa, y me encanta.

Continua: "Este trabajo me ha enseñado mucho: cómo funcionan las cosas, por qué la gente acepta ciertas cosas y otras no venden... Eso me ha dado un ojo especial para saber qué funcionará y qué no en la televisión. La comedia es una emoción. Lo que nos hace reír es que nos sentamos en una sala y desde el escenario alguien nos toca el corazón diciendo algo que todos sabemos y decimos " ¡Oh, eso me ha pasado a mi también!" De eso se trata."

Traducción "libre" del artículo de Anna Moeslein para Glamour. Consulta aquí el artículo original.